No todos los gatos son pardos...
Me encantan los gatos. Son unos animales crueles y arrogantes, sí, pero me encantan. Y desde luego yo no soy el único; miles y miles de personas caen bajo el glamour de estos animalejos peludos (al menos la mayor parte. Están esos horribles gatos esfinge que parecen ratas mojadas). Y es que aunque nos cosan la cara y los brazos a arañazos, su caja huela a ojete, nos susurren cosas antisemitas mientras dormimos, hagan el amor con nuestros muebles y sus preciosos ojos brillen con una terrible furia asesina, es innegable que son los seres más elegantes de todo el catálogo de animales domésticos.
Y precisamente porque tienen esa dignidad animal tan distinguida, me parto la caja cuando hacen el ridículo. Es como cuando veo a alguna estrella tropezando y dando con sus preciosos morros operados contra el suelo. No puedo evitar pensar "Jódete, Julia Roberts, que yo me siento así de ridículo todo el tiempo".
Así que voy a colgar un vidEo que vi hace tiempo y con el que me estuve rilando de risa un buen rato. Por supuesto, va de gatos, y aparte de la gracia que pueda tener, revela un interesantísimo aspecto de la naturaleza felina que me dejó con el culo torcio.
Que lo disfrutéis. ;-)
Y precisamente porque tienen esa dignidad animal tan distinguida, me parto la caja cuando hacen el ridículo. Es como cuando veo a alguna estrella tropezando y dando con sus preciosos morros operados contra el suelo. No puedo evitar pensar "Jódete, Julia Roberts, que yo me siento así de ridículo todo el tiempo".
Así que voy a colgar un vidEo que vi hace tiempo y con el que me estuve rilando de risa un buen rato. Por supuesto, va de gatos, y aparte de la gracia que pueda tener, revela un interesantísimo aspecto de la naturaleza felina que me dejó con el culo torcio.
Que lo disfrutéis. ;-)